"La euforia que entonces conoce no procede de su interior; es prestada y responde a la presencia de los invitados, al espéctaculo de las ornamentaciones, las luces y las flores, al ambiente de charla, música y cantos.
En la excitación que resulta de ello, nadie es consciente de vivir un placer ficticio. Sin embargo, cuando las flores se marchitan, cuando las luces se apagan y los invitados se retiran, todos, presa de un profundo vacio, sienten desfallecer su corazón."
Rabindranath Tagore
De la espiritualidad en el alma
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