"...Pero un perro tiene que sufrir su nombre de por vida, a menos que tome la decisión de lanzarse a la calle y convertirse en un perro vagabundo, huesoso, innominado; mas ésta es una vida dura y triste, y es evidente que son pocos los que se resignan a que los echen de los restaurantes y de los mingitorios de las cantinas con el genérico de " ¡ perro ! "," ¡ perro ! ", cuando no con un mal golpe de vientre....."
Augusto Monterroso
Obras completas y otros cuentos
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